3.14.2011

HISTORIA DEL VINO

No es cosa fácil seguirle la pista al vino hasta su nacimiento; esto significa ir casi hasta el inicio de la sociedad para hacerlo bien. La historia de esta bebida y el desarrollo de la civilización han estado ligados desde siempre por esto, determinar con precisión quién, dónde y cuándo se elaboró el vino por primera vez, sería tanto como averiguar cómo se inventó la rueda, algo que en ambos casos pudo haber sido obra de la casualidad; tal vez un hombre que comió uvas con inicios de fermentación al haber sido almacenadas por tiempo, experimentó un sopor desconocido (una borrachera diríamos hoy) que le gustó y con su ingenio innato, descubrió como repetir. 


Unos arqueólogos e historiadores soviéticos descubrieron junto al Río Jordán, en la región de Turquía y Siria, unas tumbas que datan de hace unos ocho mil años y en ellas hallaron unos cartuchos de plata que contenían restos de vides y que mostraban ciertos rasgos característicos que permiten reconocer que eran cultivadas, lo que a su vez muestra signos del inicio de la vitivinicultura, es decir la habilidad para seleccionar y madurar las vides con el fin de mejorar la cantidad y la calidad de su fruto. 


Los primeros registros de cultivo de la vid se encontraron al este de Macedonia. En una excavación reciente cerca de Krinides, Kavala, se encontraron semillas de uva, que han sido datados hacia el fin del periodo prehistorico. También se han encontrado semillas de uva en la excavación del monte Fotolivos cerca de Drama, datados en el período Neolítico (aprox. 4,000 AC). Más aún, se encontraron semillas de uva que recuerdan más o menos las variedades utilizadas para producción de vino, en la misma región cerca del pueblo de Sitagri. Tales semillas datan de 3,000 años AC. Un concepto aceptado generalmente es que los primeros cultivos de vid en Grecia se encuentran en Philippi, el este de Macedonia, mismos que fueron cultivados ya en los años 2,800-2,200 AC. 
Pasando a un campo menos científico, una de las historias sobre el origen del vino también está unida a Noé y el Gran Diluvio (Génesis 9:20); se dice que el Patriarca, después de haber tocado tierra y desembarcado a los animales, reinició su vida cotidiana y plantó un viñedo del que cosechó uvas con las cuales elaboró vino que bebió hasta emborracharse. 


Otra leyenda sobre el origen del vino que es más vieja que la del diluvio; es la que cuentan los babilonios en el Gilgamesh, que es la obra literaria más antigua que se conoce sobre este tema, por haber sido escrita hacia el año 1800 A.C. Esta historia cuenta que el héroe Gilgamesh entró al reino del Sol en busca de inmortalidad y encontró un viñedo cuidado por la diosas Siduri, del que bebió el jugo que producían sus uvas. 


Después de los griegos, la historia dio un giro y les tocó el turno a los romanos, quienes al comenzar a extender su imperio en distintas direcciones, fueron los que más influyeron en la dispersión del vino por toda Europa. Aunque el cultivo de la vid llegó al sur de Italia desde Grecia hacia el 800 A.C., ya para entonces se le conocía en las zonas bajas de los Alpes, a donde había sido llevado por los comerciantes etruscos que lo producían y controlaban mediante severas leyes; un ejemplo de ellas es que prohibían su consumo a las mujeres y autorizaban al marido a matar a su esposa en caso no las cumpliera. 


Los romanos plantaron viñedos en todos los lugares en que la uva soporto el clima (Africa del norte, España, Gaul, como antes se le llamaba a la tierra ubicada al sur y al oeste del Rhin, Inglaterra e Iliria, antigua región de Europa que, en su mayor extensión, incluía la parte occidental de la Península Balcánica a orillas del Mar Adriático. Los cultivos permanecieron para consumo local, en particular para la Sagrada Comunión, por lo que su cuidado pasó a ser preocupación de los eclesiásticos. La reaparición del vino como bebida y la de famosas bodegas, se debió a los esfuerzos de monjes y monarcas distinguidos por su devoción a la iglesia. 


Si bien las plantaciones más importantes son atribuidas a Carlomagno, recién hacia el siglo XII se desarrollaron grandes plantaciones y los mercados para absorber su producción. Dado que los medios principales de transporte eran el Marítimo y el Fluvial, la mayoría de viñedos que subsistieron fueron los que crecían a orillas de los ríos importantes. Tal es el caso de los viñedos a orillas del Rhin en Alemania o Garonne y Loira en Francia. Otros eran producidos en zonas de Grecia controladas por Venecia, donde se producían variedades de Madeira, hacia 1420. 
Las botellas y corchos como los conocemos se desarrollaron hacia finales del XVII. Los créditos de su descubrimiento se atribuyen a Dom Pierre Perignon de Hautvillers, un Monje Benedictino que aparece como la primera persona que pudo contener exitosamente un vino espumoso en botellas de vidrio, sellándolo con un tapón hecho de la corteza del Alcornoque, una especie que crece en el sur de España. A Pierre Perignon se le atribuye también el descubrimiento del método tradicional de elaboración de vino espumante, que se conoce como Método Champegnoise. 


Los vinos fortificados conocidos hoy como Oportos, surgieron hacia el siglo XVII cuando los productores de Madeira, Jerez y Oporto, comenzaron a agregarle Brandy para parar la fermentación y para evitar que se echaran a perder, descubriendo que además adquirían un sabor excepcional. 


Un hecho importante en la historia del vino fue el ataque de la Phylloxera (piojo que ataca las raíces de las plantas) al continente Europeo. Como consecuencia, fueron devastadas unas dos terceras partes de los viñedos, siendo Francia la más afectada. Para combatir la plaga fue necesario trabajar con cepas resistentes al piojo, traídas fundamentalmente desde California. 


Una de las regiones vinícolas más famosas es la Mediterránea. Todos los pueblos que se bañaron en sus aguas han sido productores de vino a lo largo de su historia. De ellos destaca el egipcio por haber sido el primero en registrar los detalles de la elaboración del vino, a pesar de que no hay pruebas de que hayan sido los primeros en producirlo. 


Después, el cristianismo se convirtió en el vehículo de dispersión de la viticultura y el vino hacia todo el mundo. Cuando la conquista llegó a América, llevó con ella su fe y el uso de vino en las ceremonias religiosas, junto al cultivo de la vid en las nueva tierras conquistadas de América del Sur, México y California. En África llegó hasta el sur del continente y en algunos países, como Argelia, donde había sido frenado por los preceptos del Corán, que prohibían a los creyentes el consumo de bebidas alcohólicas en las naciones musulmanas, tomó un nuevo impulso, convirtiéndolo 12 siglos después de Mahoma, en uno de los principales países productores vinícolas del mundo. 

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