Exportar carnes refrigeradas había sido un sueño largamente contemplado por los ganaderos de la región, que habían visto revalorizar su negocio durante las bonanzas de exportación de ganado en pié. Argentina desde 1900 había reemplazado las exportaciones de ganado en pié por carnes congeladas, por lo que pudo aprovechar las nuevas condiciones que ofrecía el mercado mundial durante la guerra del catorce: sus exportaciones subieron de 276.000 a 1.554.000 cabezas entre 1913 y 1918.85 Colombia era en esos momentos el cuarto productor de carne mundial86. La existencia de ganado vacuno en Bolívar para 1916 se calculaba en 1.326.000 cabezas, con una producción anual de 200.000 animales.87 Para esos años el Sinú fue visitado por extranjeros, como el británico Robert B. Cunningham Graham y el veterinario norteamericano H.H. Ladson, quienes vinieron con la intención de hacer un detenido reconocimiento de los bovinos existentes en las distintas regiones ganaderas del país.
Los informes de estos extranjeros alentaron aún mas la esperanza de ver ampliados los mercados de exportación con la instalación de una refrigeradora en Bolívar. Una vez el gobierno estableció el marco jurídico para la creación de frigoríficos en Colombia, por medio del decreto 2003 del 4 de diciembre de 1917,89 invitó a los empresarios interesados a presentar sus propuestas bajo las condiciones enunciadas, fijándose como plazo para ello el 15 de mayo de 1918. Tres fueron las propuestas presentadas: una del súbdito británico Sir Robert Perks y asociados; otra de la Compañía Agraria del Caribe y la tercera de las Compañías Unidas o Colombia Products. El resultado de la licitación, expresado mediante la resolución 53 del 31 de mayo de 1918, favoreció la propuesta de la Colombia Products.
La Colombia Products, llamada también Compañías Unidas en el contrato,90 había sido el resultado de la fusión de la compañía Ganadería Colombiana,91 formada en diciembre de 1917, y The International Products Co. de Nueva York. El contrato fue finalmente aprobado en el Consejo de Ministros del 21 de septiembre de 1918. El capital de la compañía sería ampliado dos años más tarde en tres millones de pesos oro americano, suscrito en 30.000 acciones, de las cuales The International Products aportaría el 55% y la Ganadería Colombiana el 45% de tales acciones. Se nombró Presidente de la compañía a Carlos Vélez Daníes, con la suplencia de Fernando Vélez Daníes y Celedonio Piñeres, y como secretario a Cyrus French Wicker. La Ganadería Colombiana se obligaba a traspasar a la Colombia Products todos los contratos de arrendamiento de pastos que tenía suscritos, renovables a los cuatro años, y las 40.000 cabezas de ganado que poseían, a razón de $ 5.45 oro americano por cabeza.
Los extranjeros se obligaban a aportar las maquinarias, tecnología, y montaje de la fábrica. Las instalaciones del Packing-House estuvieron finalmente listas para el mes de diciembre de 1923. El primero de diciembre el presidente de la Colombia Products Co., Fernando Vélez Daníes, (Carlos Vélez D. había fallecido ese año), escribía al Ministro de Agricultura anunciándole la finalización de las obras. Un mes mas tarde las instalaciones de Coveñas fueron visitadas por una misión del gobierno que rindió un positivo informe sobre las instalaciones.92
Los habitantes de Tolú y pueblos vecinos vieron con asombro levantarse esta ciudadela en donde se elevaba el único edificio de cinco pisos con ascensor existente en la región en el cual se encontraban las instalaciones para el sacrificio y refrigeración del ganado, además de diez casas para oficiales de la empresa, 17 para obreros casados, tres barracas para empleados solteros, un hospital, un club, un restaurante, estación de resguardo para la policía, telégrafo, comisariato, y planta eléctrica.
Los ganados destinados al consumo del frigorífico pastaban en las mejores haciendas ganaderas de la región, en tierras propias o arrendadas: en la hacienda Berástegui, propiedad de la Casa Burgos de Cereté; en la Hacienda Santa Bárbara, propiedad de Julián Patrón y en cuyos terrenos fueron construidas las instalaciones del Packing y su puerto; en la hacienda Colombia, antigua Hacienda Los Naranjos, propiedad de Prisciliano Cabrales; y en la Hacienda Las Cabezas, propiedad de la familia Trespalacio y Piñeres, situada en el departamento del Magdalena, además de las haciendas de Diego Martínez & Co. en el Sinú. La Colombia Products mantenía en ceba permanente, entre 45.000 y 50.000 reses, además de unas 20.000 vacas reservadas para la cría y el levante. Fue el proyecto ganadero más ambicioso que se acometiera en el departamento de Bolívar y en Colombia.
El siguiente paso fue el envío de muestras de la carne a los mercados de Inglaterra, Alemania, Italia y los Estados Unidos. La respuesta de los países europeos fue, en líneas generales, que el precio no correspondía a la calidad de la carne, considerada de segunda en esos mercados. Los socios de la Colombia Products intentaron también la inserción en el mercado mundial de carnes equivalentes, sin éxito, puesto que tanto en Inglaterra, como en Alemania e Italia, los costos de producción de la carne colombiana no eran competitivos en relación con el de las carnes argentinas o uruguayas de su misma categoría. Además, entre 1918 y 1925, el peso colombiano se revaluó en términos reales un 38%.
Para el período de 1918 a 1925, la tasa de cambio real del peso con respecto al dólar pasó de $ 217.09 en 1918, a 135.29 en 1925.93 Como resultado, la ganadería y las exportaciones en general, a excepción del café, dejaron de ser competitivas en Colombia para efectos de los mercados externos. En los Estados Unidos un impuesto adicional establecido para las carnes importadas con el objeto de proteger su mercado interno había imposibilitado la exportación de los ganaderos colombianos.
Esta situación de los mercados externos en el momento de iniciar su producción, en 1925, se vio agravada con la ruptura de los acuerdos en las cuotas asignadas a países productores de parte de Inglaterra y Estados Unidos, acuerdo que habían mantenido hasta 1925, y cuya ruptura condujo a una baja aún mayor en los precios internacionales de la carne. Por último, el precio que ofrecían los mercados europeos por la carne refrigerada colombiana era inferior a las cotizaciones del ganado en pié en el interior del país, Panamá, y Méjico. Para 1925, además, el mercado interno presentaba condiciones muy halagadoras, debido al crecimiento de la población y al aumento de la demanda del mercado cafetero.
Parte importante del problema de la calidad de las carnes colombianas estaba en la base genética del ganado costeño, y en el manejo ganadero. La base genética del ganado en Bolívar era el llamado ganado criollo con cuernos (CCC) , con pocas excepciones, pues para los años veinte todavía no se había generalizado en Bolívar el cruce exitoso con razas extranjeras adaptables al medio y que produjeran un mayor y mas precoz rendimiento cárnico.94 Durante la segunda mitad del siglo XIX la casi totalidad de toros importados de otras razas en Colombia se estableció en los departamentos de Cundinamarca y Boyacá, en donde se aclimataban fácilmente.
Unos pocos ganaderos sinuanos habían importado sementales de otras razas para 1916;95 en la Costa el cruce que más éxito tuvo en la década del veinte fue el que se hizo con toros cebú, gracias a importaciones que hiciera la Casa Held en 1914, en sus haciendas situadas en Jesús del Río, Zambrano, y en la isla de Mompós, y que impulsó su propagación en las Sabanas de Bolívar y en el Sinú.96 Al comenzar la década de 1930 el vigor híbrido que resultó del cruce entre el ganado criollo y el cebú convenció a muchos ganaderos a abandonar las líneas puras del criollo para cruzar sus vacadas con la raza importada;97 pero para la década de 1920 predominaba en los ganados de Bolívar el CCC y el ganado romosinuano.
En las compras de novillos que hacían los agentes que la compañía tenia en todo el departamento el precio lo determinaba el número de novillos y la edad de éstos, nunca el peso, ni el cruce racial. Estos novillos, pastaban en potreros, sin dietas especiales; los agentes compradores los reunían de diferentes lotes y diferentes orígenes, primando el precio y el número en el criterio para la compra; estos ganados solo venían a alcanzar el peso reglamentario para el sacrificio a los cinco años de edad, en detrimento de la calidad de la carne. Observaciones en esa dirección hacía Diego Martínez Camargo para esa época: La carne que hoy se paga mejor es la de los terneros cebados, conocida con el nombre de Baby Meat (baby beef) en los mercados ingleses. Son de ganados mestizos, razas criollas con extranjeros, castradas antes del año, y cuando todavía tienen dos dientes de leche sin mudar los ponen en establo con alimentación intensa. Mientras hay carne de toros y vacas mal cuidadas que se pagan hasta dos y medio centavos, esa carne la pagan en pié hasta doce y medio, embias decir, cinco veces más....
Estas clasificaciones que se hacen en los mercados de Europa, son las que han impedido que hasta ahora, hasta el mes de Agosto (1924), en que los precios eran muy bajos para los ganados nuestros, haya podido trabajar el Packing-House de Coveñas en Colombia. Cincuenta pesos de diferencia en precio sobre 60.000 novillos que anualmente podrían refrigerarse, significa para el país una pérdida de tres millones de pesos.98
Ante la inexistencia de un mercado externo para las carnes colombianas, y no pudiendo vender carnes congeladas dentro del país, en los años siguientes las actividades del Packing se concentraron en la exportación de ganado en pié a Panamá, Méjico, y Perú, y en las ventas para el mercado interno. La disolución de la Colombia Products fue protocolizada en noviembre de 1937, al finalizar la Junta General de Accionistas. En opinión del ganadero Rogelio A.Támara99: El negocio de la Colombia Products duró como ocho años, durante los cuales los socios americanos pasaron ofreciendo sus 55% de acciones a $1,00 la acción, siempre y cuando pagaran la acreencia de U.S. $ 300.000, que tenía la empresa...
Lograron interesar al empresario Mario Santodomingo, quien tomó una opción de compra por 60 días; Santodomingo planteó a Jose Joaquín García, empresario ganadero y banquero sincelejano, el negocio en compañía. Rogelio A Támara fue contactado por ellos con el objeto de que se trasladara a Montería para hacer un inventario y avalúo de la ganadería. En compañía del administrador de la hacienda Colombia, Enrique Guzmán, hicieron el inventario y avalúo de las 12.500 reses que tenía la Colombia Products en ese momento: ' ..fueron avaluadas en $ 40, pesos oro cada res, lo que daba en números redondos $ 500.000, pesos oro, dinero más que suficiente para pagar la deuda de U.S. $ 300.000, y quedaba un buen remanente, pues el cambio en esa época no estaba a más de $ 1.25, y como capital de la empresa quedaba la hacienda Colombia, las tierras de Coveñas y sus edificaciones, y una finquita en Magangué, todo lo cual calculé yo que valdría otros $ 500.000, pesos...De esta manera Mario Santodomingo adquirió las acciones de los extranjeros en la compañía...'
Como liquidador de los ganados del Packing se nombró a Miguel Navas A., cosa que hizo sin dificultad porque, según Támara, los ganados eran muy buenos y el negocio ganadero iba en ascenso en ese momento... ...tanto, que los últimos ganados se vendieron a mejor precio y sobre los $ 50,00 en que se había calculado vender... Después Jose Joaquin se ganó una millonada de pesos con la valorización de la hacienda Colombia, y otros en la compra y venta de ganados de esa finca admirable, siempre ayudado por la eficaz colaboración del Sr. Enrique Guzmán, administrador de la Colombia por más de 25 años.
Sociedad Ganadera de Berástegui, 1910-1917.
El montaje de la refinería y la febril actividad de Diego J. en la búsqueda de petróleo en la región vecina a Turbaco no impidieron a Diego Martínez & Co. continuar con la actividad ganadera, negocio que siempre proveyó a la compañíalos excedentes necesarios para involucrarse en nuevas asociaciones. Entre 1910 y 1917 la sociedad va a unirse con dos grandes casas comerciales en el negocio ganadero: con Manuel Burgos & Co., de Cereté, propietarios de la Hacienda Berástegui, y Pedro Nel Ospina, cuya familia tenía haciendas e intereses ganaderos en la región del bajo Cauca, (Cáceres) limítrofe entre los departamentos de Bolívar y Antioquia.
La Hacienda Berástegui situada en los Distritos de Ciénaga de Oro y Cereté, había estado en manos de una misma familia desde finales del siglo XVIII. Hacia 1880, por la compra hecha de terrenos aledaños la hacienda había pasado a contabilizar 12.000 hectáreas de extensión, y debido a mejoras introducidas en los pastos y a la construcción de diques y drenajes Berástegui se había colocado a la vanguardia de las haciendas ganaderas de la región. Tenía capacidad para cebar 14.000 reses. Además de la producción ganadera, Berástegui contaba con un incipiente trapiche movido a vapor con capacidad para moler ochenta toneladas de caña en 24 horas y de las que fabricaba ron por medio del sistema antiguo de trenes jamaiquinos; tenía siembras de tabaco, cacao, caucho y plátano, que trataba de expandir, y explotaba la extracción de aceite de corozo, utilizado entonces como lubricante, asi como en la fabricación de jabones y en el alumbrado.69
Después de la Guerra de los Mil Días la casa comercial de Manuel Burgos & Co. se encontraba descapitalizada, por lo que solicitó al gobierno de Rafael Reyes un préstamo por la suma de $ 50.000,00 dólares con el objeto de ensanchar y modernizar el trapiche de tal manera que les permitiera producir azúcar, para lo cual ofreció la hipoteca formal de la empresa y todas sus propiedades. El préstamo solicitado no fue concedido, y cuatro años más tarde la Casa Burgos se vio en mayores dificultades económicas. Obligados por las apremiantes circunstancias en que se encontraban recurrieron a Diego Martínez & Co., quienes les hicieron un préstamo por el monto de sus deudas, préstamo que ascendió a la suma de $35.000, pesos oro. Este préstamo estuvo respaldado por la venta, con pacto de retro-venta, de la mitad de la Hacienda Berástegui, con un plazo de cuatro años. Los intereses mensuales eran cancelados con el arriendo de pastos a Diego Martínez & Co., para una capacidad de 3.000 reses. 70
En enero de 1911 Pedro Nel Ospina se hallaba en Cartagena haciendo una breve escala en su viaje hacia Bruselas, en donde había sido nombrado embajador. Durante su estadía en ésta se reunió con el General Burgos y los Martínez, en las oficinas de Diego Martínez & Co., y allí entre todos redactaron las bases de una nueva asociación ganadera, la Sociedad Ganadera de Berástegui,71 al tiempo que anulaban la venta con pacto de retro-venta que un año antes la Casa Burgos hiciera a Diego Martínez & Co. Los Burgos se comprometían a cebar en su hacienda, partiendo utilidades, y por el término de cinco años, seis mil novillos que aportarían Ospina y Martínez y a pagar la peonada necesaria para mantener la ceba y el buen estado de la hacienda. Ospina y Martínez se comprometían a dotar de ganados a la hacienda y a recoger todo el pasivo pendiente de la casa Burgos, quienes pagarían intereses sobre él a una rata de 12% anual, amortizable con sus utilidades en dicha sociedad, en un 55% de las utilidades para los Martínez y un 45% para Ospina. En enero de 1911 el Banco de Bolívar otorgó un crédito en cuenta corriente a Pedro Nel Ospina por la suma de $ 25.000,00 oro americano préstamo solicitado con el objeto de tener un capital disponible para las inversiones que le demandaría la Compañía Ganadera de Berástegui.72
La Sociedad Ganadera de Berástegui fue prorrogada como sociedad anónima en 1914, y en ella entraría a participar Celedonio Piñeres. El capital asignado a la sociedad fue de $500.000, "dollars oro americano", dividido en dos mil quinientas acciones de capital de a cien dollars cada una y dos mil quinientas acciones de industria. La compañía estaba representada por dos gerentes; fueron designados Diego Martínez Recuero,73 con la suplencia de Antonio María Martínez R., y como segundo gerente a Marcos Salazar, con la suplencia de Manuel Burgos y Celedonio Piñeres. Además fue designado como administrador de la hacienda a partir de 1912 a Roberto Salazar, hermano de Marcos A. Salazar, por recomendación de Pedro Nel Ospina.
Marcos Salazar era un antiguo empleado de Ospina Hermanos, con quienes se había vinculado desde 1898 en el comercio de ganado bovino y porcino. Al liquidarse la sociedad Ospina Hermanos en 1905, Salazar pasó a administrar las propiedades territoriales de Pedro Nel Ospina en Cáceres y en Bolívar. Cuando Ospina viajó a Bélgica como embajador, en 1910, constituyó con su antiguo empleado la sociedad civil colectiva Ospina & Cia., en la cual Salazar, como socio industrial, obtuvo el 29% de las acciones. Fue su representante legal en la Compañía Ganadera de Berástegui.74
La Sociedad Ganadera de Berástegui reunió a capitalistas antioqueños y sinuanos en el negocio ganadero, y su objetivo era colocar ganados en el interior de la República a través de la feria de Medellín. Sus actividades precedieron a la de los antioqueños que en 1912 conformaron la Sociedad Agrícola del Sinú (SAS), adquiriendo la hacienda sinuana Marta Magdalena, anteriormente administrada por franceses, y que en los últimos años se había dedicado a explotar principalmente sus recursos madereros. El estado en que se hallaba Marta Magdalena en 1912 impidió que los nuevos propietarios pudieran utilizarla en la cría y ceba de ganados en los años siguientes, debiendo antes adecuar la hacienda, puesto que para 1913 solo tenía sembradas en pasto dos mil hectáreas de una extensión total de doce mil. El grupo antioqueño que había adquirido Marta Magdalena estaba conformado por seis casas comerciales de Medellín y un comerciante que participó a título individual.75
Este era Marcos A. Salazar, quien había sido invitado a participar en la sociedad gracias a su experiencia pasada en la actividad ganadera y a sus contactos en la región del Sinú. De esta manera Salazar estaba doblemente vinculado al negocio ganadero, en Berástegui con los sinuanos y como representante legal de Ospina, y en la SAS personalmente. Ospina en 1912 no se vinculó legalmente a la empresa antioqueña que había adquirido Marta Magdalena, aunque la presencia de su administrador, Marcos Salazar, en ese grupo de paisas hace pensar que sí; solo hasta 1917 lo hizo, gracias al traspaso de acciones que le hiciera entonces Marcos A. Salazar.76
La Compañía Ganadera de Berástegui estuvo activa entre 1911 y 1917. En 1912 fue nombrado Roberto Salazar, hermano de Marcos, como administrador de Berástegui, con un salario de $ 100, pesos oro mensuales. Entre las funciones del administrador de Berástegui estaba hacer cuantos viajes y diligencias fueran necesarias para conseguir la más económica provisión de ganados, y llevar la contabilidad y correspondencia del negocio. En la compra de ganados para la hacienda participaban tanto los Salazar como Diego Martínez R., acudiendo a la clientela que tenían establecida de tiempo atras en las diferentes zonas del Sinú. De ésta manera combinaban operaciones en el alto y medio Sinú, en donde los Salazar mantenían una clientela de vendedores, con las compras en el bajo Sinú, en donde operaban los clientes de los Martínez. 77
No conozco datos contables sobre los resultados de esta sociedad, pero he encontrado algunos indicios de que fue fructífera. En diciembre de 1911, Diego Martínez R. escribía a Marcos A. Salazar a Medellín anunciándole que tenía listos para colocar en Medellín entre 2.500 y 3.000 novillos gordos de Berástegui. Al año de estar funcionando la compañía, en septiembre de 1912, Pedro Nel escribía desde Bruselas a Diego Martínez & Co. felicitándolos y congratulándose de los resultados obtenidos. Allí les decía que estaba confiado en que en un año habrían completado el cupo de 12.000 cabezas que podía contener la hacienda.78 Diego J., recordando el estado sanitario de los ganados que pastaban en Berástegui, diría unos años mas tarde que el porcentaje de pérdidas por muerte de la Compañía Ganadera no alcanzó el 4% sobre un rebaño de 20.000 animales. 79
Para la casa Manuel Burgos & Co. los resultados obtenidos en la Compañía Ganadera de Berástegui habían sido "...un oasis en el prolongado desierto de desventuras de la Casa Burgos." 80 Para 1916 se cebaban allí permanentemente 21.000 cabezas de ganado, y de allí procedía la tercera parte de los ganados que exportaba Colombia.81 En 1915 Diego J. solicitó a la oficina de control del Canal de Panamá82 el aprovisionamiento a los trabajadores del Canal con carne colombiana, y en ese mismo documento, refiriéndose a cómo había afectado la guerra del catorce el negocio ganadero, decía : '... antes de la guerra del catorce era un negocio que teniendo en cuenta el valor de los potreros, el de los ganados, y de los gastos, dejaba una ganancia líquida del 15-30% anual, según las circunstancias de buenos pastos, lluvias y mercado activo...' Los ganaderos eran en verdad los niños mimados de la banca...Pero vino, desgraciadamente, la demanda extraordinaria y constante de la guerra por carnes para los ejércitos: el oro americano, transformado en crédito de los Bancos Federales, se extendió como una lluvia fecunda y germinadora y muchos hacendados perdieron los estribos transformándose en comerciantes. Estos, a su turno, creyeron que la fiebre comercial no tendría término, y los ganados comenzaron a subir de precio al galope;... En Colombia un novillo que valía $ 30,00 en 1913, subió a $ 80,00 , y por la demanda de los cafeteros que nadaban a su turno en oro, y por la demanda del gobierno de la Zona del Canal de Panamá, aquello fue el vértigo. Comerciante hubo a quien se ofreció comprar su ganado a $ 80,00 que exigía cien pesos oro por cada animal, para abrir luego tristemente los ojos a la realidad y recibir por ellos menos de $ 50,00 oro. Pasada la guerra bajaron los precios , pero por corto tiempo. Con la subida del precio del café, del algodón y demás productos agrícolas y manufacturados, ha vuelto a subir el termómetro en los precios, y ya en Enero de 1924 se pagaba el novillo colombiano de mil libras a $ 106.000, en los Estados Unidos, es decir, 27.5 % más que antes de la guerra. En Colombia se ha observado el mismo fenómeno. Por un novillo que antes de la guerra se daba a $ 30,00 hoy (1924) se paga $ 40,00 oro, es decir, un alza de mas del 30%.
En 1917 Pedro Nel Ospina se retiró de la Sociedad Ganadera de Berástegui. Diego Martínez & Co. adquirió las acciones correspondientes a Pedro Nel Ospina, quien entró a formar parte de la Sociedad Agrícola del Sinú en 1917, sociedad conformada por el grupo de antioqueños dueños de Marta Magdalena. Manuel Burgos & Co., a partir de esa fecha arrendó a Diego Martínez & Co. la hacienda Berástegui por la suma de $ 48.000, pesos oro americano anuales, autorizándoles a los arrendatarios a poner a pastar allí 16.000 reses.
El 20 de diciembre de 1917 la Compañía Ganadera de Berástegui fue disuelta83 y cuatro días después se formó una nueva compañía, la Ganadería Colombiana, como una sociedad anónima, de capital limitado, domiciliada en Cartagena.84 Los socios capitalistas fueron Diego Martínez & Co., con 400 acciones; Vélez Daníes & Co., con 400 acciones; Julián Patrón Airiarte, con 100 acciones; y Celedonio Piñeres, con 100 aciones. El capital pagado fue un millón de pesos oro, dividido en mil acciones. El objeto declarado de Ganadería Colombiana era la compra y venta de ganados, pero su intención real era la de asociarse con capital norteamericano con el objeto de montar un frigorífico y empacadora de carnes congeladas en la costa, que les permitiera participar en la demanda que resultaría con el fin de la guerra mundial.
Notas
67 Paul Johnson, op. cit. p. 603.
68 Isaza y Salcedo, Sucedió en la Costa, op. cit. p. 170.
69 Remberto Burgos P., El General Burgos, Editorial ABC, Bogotá, 1965. pp. 141 y 168.
70 Remberto Burgos P. El General Burgos, op. cit. p. 182.
71 La Sociedad Ganadera de Berástegui fue protocolizada por medio de escritura # 348 de abril 15 de 1914, al ingresar a la compañía Celedonio Piñeres. Su capital se aumenta en esa ocasión (protocolo 351 del 16 de abril de 1914) en $500.000, dólares, dividido en 2.500 acciones de industria, suscritas asi: 1000 acciones de capital, mas 250 acciones de industria, Diego Martínez & Co.; igual número de acciones por Pedro Nel Ospina; 500 acciones de capital, Celedonio Piñeres; 2.000 acciones de industria M. Burgos & Co.
72 AGPNO/C/107; FAES.
73 Diego Martínez Recuero casó en primeras nupcias con Manuela Burgos Rubio, una de las herederas de la Hacienda Berástegui; en segundas nupcias casó con María Santodomingo Vélez (Archivo genealógico de Celedonio Piñeres de la Espriella.)
74 Gloria Isabel Ocampo, "Hacienda, parentezco y mentalidad: la colonización antioqueña en el Sinú", Revista Colombiana de Antropología, XXVI, 1986-1988. pp. 17,18. Eran tres los hermanos Salazar al servicio de Pedro Nel Ospina: Marcos, quien residia en Medellín, desde donde coordinaba todo; César, a cargo de la hacienda Tarazá, propiedad de Ospina; y Roberto colocado frente la hacienda Berástegui a partir de 1912. Todos rendían informes a Marcos a Medellín sobre precios, compras etc. : AGPNO/C/107 1909-1912, FAES.
75 Las casas de comercio de Medellín eran Escobar y Cia., Restrepos y Cia., Vásquez Hnos. y Cia., Hijos de Félix A. Correa y Cia., Morenos y Cia., Posada y Tobón. Ver Gloria Isabel Ocampo, "Hacienda, parentezco y mentalidad: la colonización antioqueña en el Sinú", op. cit. pp. 13, 14. Esta asociación se disolvió en 1932. En 1914 aún no había desarrollado el comercio ganadero en la escala proyectada. Hasta 1928 la tasa de rentabilidad contable de la sociedad presentó un comportamiento inestable...la empresa se vio afectada, entre otras cosas, por las exportaciones de ganado en pié hacia las Antillas y Panamá. pp. 17.
76 Op.Cit. pp. 17,18.
77 Archivo de la correspondencia del General Pedro Nel Ospina AGPNO/C/107 1909-1912, FAES.
78 Op.Cit.
79 Diego Martínez C., "La Ganadería en Colombia", Revista Nacional de Agricultura, Marzo, Abril de 1925. p. 314.
80 Remberto Burgos P. El General Burgos. Editorial ABC, Bogotá, 1965. p. 270.
81 Op.Cit. p. 274.
82 Diego Martínez Camargo, "La Ganadería en Colombia"; (ponencia presentada por don Diego al Congreso de zootecnia y salubridad pecuaria, reunido en Méjico en noviembre de 1924), Revista Nacional de Agricultura, marzo, abril de 1925. p. 318.
83 Protocolo 720 del 20 de diciembre de 1917, notaría 1, A.H.C.
84 Protocolo 730 de 24 de diciembre de 1917, notaría 1; protocolo 735 de 27 de diciembre de 1917, por medio del cual se modifica el anterior, al aumentar el capital pagado de la compañía en un millón de pesos A.H.C.
85 Eduardo Posada Carbó, "La ganadería en la Costa Atlántica colombiana," op. cit p. 164.
86 Eduardo Posada Carbó, op. cit. p.164.
87 Guillermo Camacho, "Colombia ante el comercio de carnes", Revista Nacional de Agricultura No. 164, febrero de 1918.
88 El Porvenir, mayo 16 de 1915; y junio 13 de 1915.
89 Sobre la historia del Packing he seguido de cerca el trabajo de Adalberto Machado, "La Exportación de Carne y el Packing House de Coveñas, 1918-1938", Tesis de grado, inédita, para la Corporación Tecnológica de Bolívar, 1982. A.H.C.
90 El trabajo citado anteriormente de Adalberto Machado incluye en un anexo el contrato entre el gobierno y la Colombia Products o Compañías Unidas.
91 Protocolo 730 de 24 de diciembre de 1917 por medio del cual se crea la sociedad Ganadería Colombiana, con un capital pagado de $10.000 pesos oro; protocolo 735 del 27 de diciembre de 1917, en el que el capital pagado de la compañía se aumenta en un millón de pesos oro.
92 Existen numerosas descripciones de las instalaciones del packing en la prensa y revistas de la época; son citadas por Machado : Revista de Industrias # 1 de junio de 1924; Drigelio Corredor, "Informe sobre el Packing Hausse" (sic) en Revista Nacional de Agricultura #199 de 1921; "El packing house de Coveñas y las petroleras de Infantas", Revista Nacional de Agricultura # 213-14, de 1922.
93 Véase Adolfo Meisel Roca, "Porqué perdió la Costa Caribe el siglo XX?", Revista del Banco de la República, Vol. LXXII No.856, febrero de 1999, pp.26, 27.
94 Campo Elias Gracia, " La ganadería en el Departamento de Bolívar", Revista Nacional de Agricultura, # 396, Junio de 1937.
95 A. Nascimento, Guía ilustrada del Sinú Tipografía El Esfuerzo, Montería, 1916. p.9.
96 Véase: Adolfo Meisel Roca, Joaquin Viloria de la Hoz, "Los alemanes en el Caribe colombiano. El caso de Adolfo Held, 1880-1927", Cuadernos de Historia Económica y Empresarial, No. 1, Banco de la República, Cartagena, Agosto 1999. p. 44,45.
97 Emigdio Pinzón M. Historia de la ganadería bovina en Colombia, Banco Ganadero, Noviembre de 1984, Vol. 4 #1 (Suplemento especial de la revista Carta Ganadera).
98 Diego Martínez C., "La Ganadería en Colombia", Revista Nacional de Agricultura, Marzo Abril 1925.
99 Rogelio Támara, Páginas sincelejanas, Barranquilla, 1961. p. 62-68.
Por María Teresa Ripoll de Lemaitre en 'La Actividad Empresarial de Diego Martinez Camargo, 1890-1937', en 'Cuadernos de Historia Economica y Empresarial' del 'Centro de Investigaciones Economicas del Caribe Colombiano', p. 40-56. Digitalización, adaptación y ilustración para publicación en ese sitio por Leopoldo Costa.
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