Para hablar de este interesante tema es preciso hacer unas aclaraciones previas. Si se entiende por pornografía los dibujos de mujeres medio desnudas y las novelas pasionales o amorosas y las revistas alegres, entonces, sí, París está lleno de obscenidades...
Pero como resulta que nada de esto puede llamarse pornográfico, y todo lo apuntado circula legalmente, afirmo que en París no existe apenas la pornografía, y la poca que se ve o escondidas ¡está editada en Barcelona!
¿Cuándo nos pondremos de acuerdo en amojonar el coto cerrado de lo pornográfico, y cuándo los gobernantes se decidirán a abordar este asunto con detenimiento, sin confusiones ni palos de ciego, sin ofensas para el escritor?
En España circulan libremente 'La Vie Parisiense', 'Le Sourire' y otras revistas frivolas francesas... Nos parece muy bien. Pero ¿por qué en España no han de poder hacerse revistas de esta índole, revistas alegres, picantes, sin abandonar el buen gusto y sin caer en la grosería? La policía caería sobre ellas...
Claro que el mejor lubrificante para todo es el tiempo. "Dejar hacer, dejar pasar"... Y en España, donde el amor resulta pornográfico—léase la deliciosa novela de Fernández; Flores Relato inmoral—, la idea del pecado nos asusta... en apariencia. De ahí que más que la cruzada contra lo pornográfico—que apenas existe en España—, se impone la cruzada contra el fariseísmo, contra la hipocresía ambiente, contra los que difaman a artistas inocentes—sin tener el valor de señalar títulos de obras y nombres propios de autores—y son corruptores de menores, o estafadores, o ebrios contumaces, o jugadores arruinados, o invertidos...
Es difícil en París encontrar libros pornográficos, esos libros nauseabundos con grabados repugnantes... ¿Para qué quieren esos libros los franceses, si la más absurda y febril y pornografía puede vivirla cualquiera?
En la Plaza de la Opera, en la calle de Rívoli, suele salir algún agente de templos del placer y os ofrece libros, postales, sesión de cine... Pero todo va destinado al extranjero rico, al primo internacional...
Para los encargados de perseguir la inmoralidad literaria en España, pornográfico es todo aquello que hable de amor o de pasión, todo aquello que tienda al acto natural—a ese acto natural tan restringido eli Francia—, todo aquello que no sea platonismo... Esto es lo intolerable. Por eso yo grito, no guerra a lo inmoral, que apenas existe, sino ¡¡guerra al onanismo, guerra a los placeres solitarios, a los paraísos artíñciales y a los sodomitas!! Y ahí, ahí está la única llaga inmoral,..
El amor, el placer, sin llegar al desenfreno, es tan moral como pueda ser la ducha, el baño, la higiene... Si la pornografía no existe en París es por lo que antes apunté. Si aquí se persiste en el lamentable camino emprendido, temo que muy pronto se propague la verdadera y única pornografía...
Texto de Artemio Precioso. en "Muchas Gracias",España, 18/10/1924 p.4. Digitalizacion, adaptación y ilustración para publicación en ese sitio por Leopoldo Costa.
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