10.27.2018

ANOREXIA Y BULIMIA - CUANDO COMER DUELE



La obsesión por estar delgadas ha convertido a millones de personas, sobre todo mujeres adolescentes, en víctimas de trastornos alimentarios. Nuevas terapias tratan de curar esta epidemia.

Una de las noticias más controvertidas en Alemania en 2004 fue la creación de un restaurante para personas anoréxicas. Katja Eichbaum, la fundadora, tuvo que explicar en numerosas entrevistas por qué había decidido abrir ese negocio: ella padeció la enfermedad durante quince anos y se dio cuenta de que parte dei problema que sufren los anoréxicos es la incapacidad para disfrutar de la comida. La falta de hedonismo que se aprecia en el indivíduo afectado y en su entorno familiar hace que la comida se convierta en una obligación - cuando no en una tortura -, por lo que Eichbaum pensó que seria una buena idea abrir un local en el que los anoréxicos pudieran divertirse comiendo.

• Hablamos mucho de calorias y poco de placer gastronómico

Para conseguirlo puso a sus platos nombres que no tuvieran nada que ver con los ingredientes que contenían, con el fin de que los clientes pudieran tomarlos sin hablar de comida. Por ejemplo, el Hallo (hola en alemán) es una receta a base de langosta, el Heisshunger (hambre caliente) lleva cordero, y el Seele (alma) es un postre de crema de capuchino. La idea era ayudar a quienes padecen trastornos alimentícios -que normalmente evitan a toda costa salir con amigos a cenar fuera- a recuperar la capacidad de entretener que tiene la comida. Pensaba Katja que nuestra sociedad camina hacia una forma anoréxica de entender la alimentación -se habla mucho de calorias e hidratos de carbono, pero poco de placer gastronômico- y que, si se recupera el potencial de disfrute, los anoréxicos estarían en el camino de la curación.

Algo de razón debía de tener, aunque sólo sea porque hoy su restaurante para anoréxicos es una realidad y los trastornos del comportamiento alimentario, como anorexia y bulimia, también los son y tienen una gran relevancia en salud mental. Podemos decir que existen tres razones por las cuales en los últimos anos acaparan tanta atención en los médios y entre los especialistas y los ciudadanos en general. La primera es la dificultad de diagnóstico: no es fácil saber cuándo una persona traspasa el limite entre el cuidado razonable del cuerpo para caeren un trastorno psicológico. Como siempre, el sufrimiento del paciente es el critério más importante; lo que ocurre en este caso es que su disfunción física y mental aparece cuando el problema ya se ha convertido en una forma de vida. Los hábitos, los rituales en torno a los alimentos y las percepciones erroneas de su propio cuerpo ya están ahí y eso hace más difícil la solución. Lo ideal seria intervenir antes, pero la frontera entre salud y enfermedad es muy difícil de establecer en una sociedad que fomenta continuamente la obsesión por la imagen corporal.

• Una infección generalizada acabó con la modelo brasileña de 40 kilos

La segunda razón es la gravedad de esta cuestión. La anorexia nerviosa, por ejemplo, puede llevar a la muerte por debilitamiento, algo que ocurre en poços problemas psicológicos. El impacto mediático de este final trágico se puso de manifiesto en noviembre de 2006, cuando la modelo brasileña Ana Carolina Reston murió a los 21 anos en un hospital de Sao Paulo a causa de una infección generalizada. Esta fue provocada por su extrema debilidad -media 1,74 m y apenas pesaba 40 kilos-, que le había creado además problemas respiratórios y circulatórios. Pues bien, en los dos meses siguientes los médios de comunicación detectaron cuatro muertes más entre modelos sólo en el estado de Sao Paulo mientras aquel ambiente profesional estaba siendo investigado por la prensa.

Pero aun sin llegar al extremo de un final tan trágico, estos trastornos tienen siempre una incidência en el llamado eje hipotálamo-hipofisario-gonadal, donde se ven implicadas una serie de hormonas. En el caso de la anorexia nerviosa, por ejemplo, son frecuentes tanto la amenorrea -ausência temporal de menstruación- en las mujeres como la impotencial sexual en los varones, a los que hay que añadir las afecciones causadas por concentraciones excesivas de cortisol, alteraciones de la hormona tiroidea y anomalias en la secreción de insulina, entre otras. En el caso de la bulimia, es habitual que los vômitos repetidos den lugar a trastornos del equilíbrio electrolítico y a complicaciones somáticas, como arritmias cardíacas o debilidad muscular.

El tercer motivo de alarma es el aumento progresivo de su incidência en la población. Según las cifras del Instituto Nacional de Salud, en nuestro país la anorexia nerviosa afecta aproximadamente a una de cada cien personas y la bulimia, a dos de cada cien. Si miramos el genero, hay un claro desequilíbrio ent e uno y otro: padecen trastornos alimentícios un 4,7% de las mujeres y un 0,9% de los varones, pero las cifras aumentan cada ano y la incidencia sobre la población masculina es cada vez mayor.

• Depresión e insomnio, sintomas secundários de la anorexia

El primer trastorno clásico, la anorexia nerviosa, se diagnostica en sujetos que, a pesar de bajar kilos de forma objetivamente preocupante, se siguen sintiendo obesos y continúan con una dieta estricta. Incluso cuando la pérdida de peso supera el 15%, persiste la obsesión por adelgazar. Los anoréxicos suelen desatrollar sintomas secundários como estado depresivo, dificultados para dormir, pérdida de regularidad en las menstruaciones... El segundo trastorno, la bulimia, se caracteriza por episodios repetidos de "atracones" que avergüenzan al indivíduo que lo sufre, seguidos de vomitos provocados, uso de laxantes o ejercicio físico intenso con la intención de eliminar el exceso de calorias ingeridas. Los bulímicos tienen fluctuaciones de peso que están dentro de los valores normales, lo cual hace más difícil detectar el problema.

• Comportamiento enganoso: de los atracones al vomito

La edad habitual de presentación de la primera anomalia es más tardia que la de la segunda. De hecho, para muchos terapeutas, la bulimia es una secuela posible después de una anorexia nerviosa persistente, por eso es importante estar alerta y valorar las supuestas mejoras de un enfermo anoréxico: puede parecer que está mejorando a medida que gana peso e incluso recupera la menstruación si es mujer, pero entonces surge una forma maligna de comportamiento caracterizado por la sobrealimentación y los vomitos. Cómo se llega a estos extremos? Desde luego, la cuestión social tiene mucho que ver. A princípios de los anos ochenta del siglo pasado, la doctora Susan Wooley, actual Directora Ejecutiva de la American School Health Association, decía que "el critério cultural cada vez más riguroso acerca dei peso vendrá acompanado por una creciente e ininterrumpida frecuencia de trastornos alimentícios graves, sobre todo en las mujeres”. Desgraciadamente, sus previsiones se han cumplido. El culto al cuerpo, la tendencia a creer que las personas obesas tienen problemas de autocontrol, la identificación entre autoestima y buena imagen corporal, la tendencia a la excesiva delgadez en los modelos culturales..., todos estos factores contribuyen al incremento de la incidência de problemas como la anorexia y la bulimia nerviosas. De hecho, las culturas que no tienen un ideal de mujer delgada no presentan trastornos alimentarios. La psicóloga transcultural Jeanine C. Cogan nos recuerda, por ejemplo, que los habitantes de Ghana idealizan el tamaño corporal más grande y experimentan menos casos de anorexia y bulimia.

Una prueba de la importância que tienen los factores culturales es que los trastornos de alimentación suelen surgir en la adolescência, la edad en que más dependemos de la opinión de nuestros amigos y parejas. La mayoría de los casos de anorexia se inician entre los 12 y los 18 anos. En la bulimia, la edad prevalente de comienzo del problema es posterior, entre los 16 y los 25. Las estadísticas nos aportan otro dato que hace reflexionar sobre la influencia social: el momento en que se demanda ayuda profesional suele demorarse, como media, dos anos. Se tarda mucho tiempo en reconocer el problema porque, para muchas famílias, la delgadez no es tal problema hasta que no afecta gravemente a la salud. Y es que, como señala Judith Rodin, autora de 'Las trampas del cuerpo: como dejar de preocuparse por la apariencia física', la familia puede convertirse en la mensajera de esa excesiva preocupación social por el cuerpo. En sus investigaciones encontró una gran correlación entre anorexia y famílias exigentes, que se preocupan si no cumplen las expectativas y están muy pendientes de la opinión de los demás. Es muy habitual encontrar que las madres están también a dieta y que el tema de la alimentación - en términos de cantidad de calorias, hidratos de carbono o grasas- ocupa gran parte de las conversaciones.

• La irrupción de la televisión en Fiji difundió la obsesión por el cuerpo

Las consecuencias psicológicas de esta trasmisión social son veloces. Anne Becker, del Departamento de Psiquiatria del Hospital General de Massachusetts, en EE UU, pudo comprobarlo en un estúdio realizado en una remota región de las islas Fiji. A finales de los noventa, los habitantes de aquel lugar empezaron a tener televisión. Al cabo de tres anos, el porcentaje de chicas adolescentes que vomitaban a menudo para controlar su peso se multiplicó por cinco; la mitad de las que se asomaban a menudo a la caja tonta fueron más proclives a describirse a sí mismas como obesas, y la tercera parte de las que tenian tele había empezado a hacer dieta. Todos estas observaciones inciden en resaltar que la perdida de hedonismo gastronômico es un problema cultural. Como señala el historiador britânico y profesor de la Universidad de Oxford Felipe Fernández-Armesto en su libro 'Historia de la comida', la alimentación se ha convertido en nuestra sociedad en un acto peligroso para nuestro aspecto físico. Y con una mentalidad así, se está muv cerca de perder completamente la capacidad de disfrutar de la comida y convertirse en víctima de problemas alimentarios.

• Comer poco varias veces al día es clave para evitar los excesos

Por eso, el iratamiento terapêutico, al igual que la prevención, además de ofrecer métodos para que el paciente aprenda a autocontrolarse, ahonda siempre en las creencias erroneas con gran calado social que los pacientes tienen acerca del peso. Por ejemplo, el psiquiatra Christopher G. Fairburn, de la Universidad de Oxford, les propone que se programen para comer porciones de alimento pequenas v manejables seis veces al día, con intervalos de no más de tres horas entre cualquier ingesta. De esta forma se elimina la alternancia entre comida excesiva y restricción dietética que caracteriza la bulimia. A la vez, se crean estratégias para resistir el impulso de comilonas y purgas, que incluyen la incorporación de actividades para que el indivíduo no esté solo después de comer.

Otro factor importante que se ayuda a controlar en la terapia es la ansiedad, cuya relación con los trastornos de alimentación es conocida a nivel popular: "yo engordo por ansiedad” o cuando estoy nerviosa se me quita el hambre" son frases habituales en las conversaciones. A nivel científico, la relación se constata en muchos estúdios. Los investigadores M. Schwalberg y D. Barlow encontraron, por ejemplo, que entre las pacientes anoréxicas la fobia social es diez veces más frecuente que entre quienes no sufren ese trastorno, así como que los anoréxicos y bulímicos reaccionan ante los acontecimientos estresantes igual que las personas que padecen trastorno de ansiedad. Además, es muy frecuente encontrar problemas de ansiedad en las famílias de pacientes con problemas de alimentación.

• Las personas con personalidad ansiosa son más propensas

Por eso no es extrano que los ansiolíticos sean los medicamentos que más se recetan para combatir los trastornos alimentarios. De hecho, hay expertos en salud mental que catalogan estos últimos como perturbaciones de ansiedad concentradas únicamente en problemas de peso. El desasosiego interno, la excesiva impulsividad, constituye además uno de los factores que aparecen en las investigaciones sobre Ia relación entre personalidad y problemas como bulimia o anorexia. La falta de sosiego explica por qué los trastornos alimentícios afectan a determinadas personas dentro de las famílias con tendencia a ello. Aunque el origen del riesgo esté en el entorno familiar, es más fácil que sufra el problema una persona ansiógéna que se siente insegura ante la evaluación de los demás.

Por esa razón también se trabaja la competitiva, que se basa en una continua lucha: o contra los demás o contra nosotros mismos. Los niños a los que se ofrece amor condicional se convierten en adolescentes que se marcan objetivos y no se sienten contentos hasta que los cumplen. Creen que sólo serán capaces de quererse a sí mismos cuando hayan llegado a la meta. Para Mead, ese ambiente familiar deja de lado la otra forma posible de adquirir amor propio: la autoestima incondicional. Si los ninos reciben ese tipo de amor, Pero un exceso de autoestima competitiva nos puede llevara la destrucción por falta de amor hacia uno mismo cuando no se cumplen objetivos. De hecho, los anoréxicos que se han recuperado recuerdan un punto de ruptura en su enfermedad: empezaron a curarse cuando dejaron de depender de las expectativas de los demás y comenzaron a quererse a sí mismos.

La terapia para los trastornos de alimentación es difícil y lenta, pero liene una parte positiva: supone un cambio autoestima dei paciente y los pensamientos irracionales del tipo de "nadie me va a querer si no sigo adelgazando". Para curar estos trastornos es clave disfrutar de lo que la antropóloga norteamericana Margaret Mead (1901 -1978) definia como autoestima incondicional. Según esta investigadora, en el mundo occidental es corriente tener hacia los hijos un "amor condicional” y demostrarles cariño cuando, en un ambiente competitivo, quedan por encima de los otros. Así se adquiere la llamada autoestima se convertirán en adultos que sabrán quererse a sí mismos sin necesidad de retos y gustarse simplemente por lo que son. No necesitarán compararse ni con sí mismos ni con los demás.

• La terapia es difícil y lenta pero la recompensa es mayor aún

Conseguir el equilíbrio entre ambos tipos de pensamiento es decisivo. Demasiada autoestima incondicional nos puede convertir en personas limitadas que jamás tienen aprendizajes vitales.Radical en la forma de ver el mundo, un antes y un después en su experiencia vital, como recuerdan los pacientes que han salido del pozo. Igual que Katja Eichbaum, la fundadora del restaurante para anoréxicos, dejaron de sufrir continuamente por no ser perfectos y empezaron a disfrutar de la vida.

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La genética también cuenta

Muchas investigaciones indican que, al igual que otros problemas psicológicos, los trastornos alimentarios se heredan. Kenneth Kendler, de la Virgínia Commonwealth University, encontró que en parejas de hermanas gemelas, que comparten los mismos genes, la bulimia aparecia conjuntamente en el 23% de los casos, mientras que entre las mellizas esa coincidência sólo se daba en el 9% de las ocasiones. Además, según este investigador norteamericano, los hijos de bulímicos tienen el cuádruple de probabilidades de desarrollar problemas de alimentación que quienes no tienen antecedentes familiares.

Pero cómo se heredan estos trastornos? Así, a priori, no parece fácil pensar en genes que nos empujen a dejar de comer incluso cuando nuestra vida está en juego. El psiquiatra K. George Hsu, autor de 'Eating Disorders', lanza en su libro una hipótesis sobre los factores genéticos que podrían intervenir en este problema, y conjetura que ciertos rasgos de personalidad no específicos relacionados con la falta de autocontrol o con la inestabilidad emocional podrían transmitirse de una generación a otra. En otras palabras, si una persona hereda una tendencia a ser muy vulnerable ante aconteci mientos distresantes de la vida cotidiana (factor desencadenante), entonces podría comer de forma impulsiva para liberarse de la tensión que siente (bulimia) o dejar de hacerlo en un intento de mejorar su autoestima (anorexia). Si vive en una sociedad que fomenta una imagen corporal erronea (factor de mantenimiento), estaríamos ante un trastorno alimentario.

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Controlar el peso, sí, pero con inteligencia

La obesidad afecta al 27% de los hombres y al 38% de las mujeres de la Union Europea, donde España es el segundo país con más niños en edad escolar obesos (un 9%) o con sobrepeso (33%). Cómo controlarlo sin obsesionarse?

Los expertos en salud mental no recomiendan perder kilos de forma radical. El sobrepeso está relacionado con la genética y con factores metabólicos; si se intenta eliminar de gplpe y se fracasa, puede resultar frustrante y llevar a engordar aún más. Para adelgazar de forma gradual y razonable para la salud, estas recomendaciones son muy útiles:

✓ Tal vez le sobren kilos por llevar una vida sedentária. Muchas investigaciones relacionan la obesidad infantil con demasiadas horas viendo la tele. Hacer ejercicio moderado de forma regular -andar rápidamente, correr, nadar- le ayudará a eliminar la grasa y a acelerar su metabolismo.

✓ Evite en lo posible las comidas tentadoras, las tiendas "peligrosas” - de dulces, patatas fritas, chucherías- y los amigos golosos en los momentos en que van a consumir esas irresistibles golosinas.

✓ Coma platos sencillos elaborados con pocos ingredientes. Leonard Epstein, pediatra de la Universidad dei Estado de Nueva York en Buffalo, demostró algo que todos sospechamos: cuantos más alimentos distintos tenemos delante, más comemos.

✓ No pase hambre durante el día para luego darse un atracón en la cena. Este es un hábito absurdo en el que incurre mucha gente que hace dieta, porque alimentarse así aumenta el riesgo de sobrepeso.

✓ Sea realista en sus expectativas. El Instituto de Salud de EE UU considera que seis meses es el tiempo razonable para perder un 10% dei peso corporal. Y recuerde que un ligero sobrepeso supone menos riesgo para la salud que Ia delgadez extrema.

✓ Coma alimentos saludables. Frutas, hortalizas y grasas insaturadas (las del pescado azul o el aceite de oliva, por ejemplo) ayudan a regular el apetito y a reducir el colesterol.

✓ No se sienta frustrado, está luchando contra factores genéticos y bioquímicos que escapan a su control. Recuerde que cualquier pérdida de peso, aunque sea mínima, es un logro, y que un desliz no es un colapso total. Muchas personas que inician una dieta la abandonan en cuanto un acontecimiento estresante les lleva a comer más de la cuenta; entonces piensan que han fracasado y se dan un atracón. Recuerde que todos los que han logrado adelgazar han roto la dieta en alguna ocasión.

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Aqui también funciona el refrán “más vale prevenir...”

Los trastornos de alimentación tienen una terapeutica difícil, ya que los rituales culinários de quienes los padecen acaban convirtiéndose en automatismos, y los expertos en salud mental saben que cambiar rutinas es un proceso muy lento. De hecho, aunque todavia no existen estúdios que puedan avalarlo a nivel científico, hay terapeutas que trabajan con la idea de que la persona que ha adquirido hábitos anoréxicos o bulímicos los mantendrá de por vida, por eso piensan que lo más importante es la prevención. Esta debe abordarse a nivel del propio afectado, con una serie de acciones personales, y siempre con la ayuda del entorno familiar.

Texto de Luís Muiño en "Muy Interesante", Madrid,  n.322, Marzo 2008. pp. 106-113. Digitalizacion, adaptación y ilustración para publicación en ese sitio por Leopoldo Costa.





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